Veinte toda una vida.



Hace un año atrás, en próximas horas.. Se concibe una de las grandes tragedias de la vida para muchos, por lo obvio. La pérdida de un ser mortal, basada en sentimientos, experiencias, contextos, generalidades y especificidad, de victorias y derrotas, de alegrías y tristezas, pero fielmente un detractor de la pena y un pulmón a la plenitud por sobre todo. Sí analizan un poco más el momento en este contexto de quien les hablo, podrían captar lo que yo, sin entrar en idealizaciones, tan solo, en experiencias. Aquel día se lleno de congoja mi contexto, y por seguro el de muchos, es justificable y  en ningún momento cuestionable.

Ha pasado un “veinte” todos los meses, pero el de hoy es especial, ya que puedo concretar de manera irrefutable, que la tristeza es fiel reflejo de la felicidad.

Es imposible poner en duda, que la muerte nos trae tristeza y mucho dolor, basadas en esas imágenes que sostienes y que nunca volverás a generar, simplemente sentimos que nos encargaremos de reproducir aquello experimentado. Es una pena, provoca vacios y cuestionamientos, basados en el ¿Por qué a él?, ¿Por qué ahora? ¿Por qué sin despedirse?, ¿Por qué en una tragedia? ¿Por qué? si no lo merece.  Muchos y todos, nos hicimos estás preguntas, profundizando el dolor y el anhelo de vivir aquello imposible.. Es normal.

Cuando se cumple el periodo, puedo dar gracias.. ¿a quién?.. Obvio, a Pablo “Papo” Rojas. ¿Por qué?, Porque con el tiempo, me ha ayudado a entender y a sentir, que todo pasa por algo, que todo tiene su tiempo y espacio, que no hay desgracias más grandes que aquellas que nosotros queremos experimentar y sentir mayor dolor cuando lo queremos. Esto último es complejo, puesto que la pérdida es obvia, pero el recuerdo no. El recuerdo está relacionado a las emociones, a las experiencias, a los anhelos y al entendimiento.

Ha pasado un año, y puedo decir, que tu muerte no fue en vano, puesto que ninguno puede negar, que tu partida, fue un inicio para tus cercanos, un inicio para tus amigos, y comienzo para nuestra vida. Tú partida, habla de sentir, expresar, actuar, basado en errores y aciertos, pero por sobre todo en alegrías. Hoy se cumple un año, y puedo decir GRACIAS, tal vez no en la forma que ocurrió todo, es cuestionable, pero en su fondo, nos haces sentir vivos, a explorar nuevos horizontes, sin dejar de lado nuestro “motivo”. Hoy puedo decir, que tu “fin” en esta vida, fue ayudarnos a sentir VIVOS, que cada momento puede ser el último, y que debemos aprovecharlo sin importar lo que pueda ocurrir en el siguiente, si es que hay un siguiente, procurando velar por la felicidad y no por la perfección.
El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo.   Siempre tuviste ese privilegio, ser único, sin importar los resultados.

Algo es claro: “La materia no se crea ni se destruye, solo se transforma”. Eres un inmortal, eres trascendental o para los creyentes, pasaste a tu nueva vida en donde tu energía basada en las emociones y momentos tangibles, se han adherido y confluido con la energía de cada uno de nosotros, para formar una mejor persona, no hablo solo de ti, si no que hablo también de todos aquellos que amamos y que han sido importantes en nuestra vida, cambiamos nuestra forma de pensar, nuestra forma de actuar, haciéndonos crecer en todo momento y ayudándonos a SER, especialmente ayudándonos a ser ÚNICOS.

Gracias Papo. Gracias por TODO.

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